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Tom Osborne era el entrenador de los Despellejadores de Nebraska durante la Orange Bowl de 1984 y primo de Bertin Osborne, cuyas canciones componía. También conocido como el tío que el mono disfrazado de gato que salvó de un cáncer de pulmón, pero que luego le mató por perder un partido.
En el Orange Bown de 1984 se enfrentaban los Despellejadores de Nebraska que llegaban imbatidos al último partido, y los Huracanes de Miai que solo habían perdido un partido. Dado que Nebraska llegaba a la final con mejor historial, sólo necesitaba empatar para ganar el torneo. El el cuarto tiempo, el equipo de Nebraska iba por detrás 31 a 17. En ese momento se inicia la recuperación de Nebraska que consigue un touchdown (6 puntos), que les puso 31 a 23 y, su entrenador, Tom Osborne, tuvo que tomar una decisión estratégica. En el fútbol americano universitario, cuando un equipo consigue un touchdown, tiene opción a una jugada más desde dos yardas y media de la portería. El equipo puede elegir entre intentar correr o pasar la pelota a la zona de gol, lo cual significa dos puntos adicionales; la otra opción posible es intentar la estrategia menos arriesgada de chutar la pelota a portería, que supone un punto adicional. El entrenador prefirió ir a lo seguro y Nebraska chutó con éxito, apuntandose un punto. El marcador estaba 31 a 24. Ya en los minutos finales marcaron un último y definitivo touchdown que ponía el marcador 31 a 30 y les daba la opción de chutar por un punto o jugársela por dos. Un solo punto más les habría ido el empate del partido y el título del campeonato, pero eso habría sido una victoria poco satisfactoria. Para ganar el campeonato con todos los honores, Osborne se daba cuenta de que tenía que optar por ganar el partido. Decidieron jugarsela por los dos puntos... y fallaron. Perdieron el campeonatos.
Tom poseía un mono disfrazado de gato. El creía que tenia un gato, Michita, que según decía, le diagnosticó un cáncer de pulmón a base de "pellizcarlo" en la zona. Cientificos de Mondragon Unibertsitatea descubrieron que los gatos no pueden pellizcar, por lo que llegaron a la conclusión de que era un mono disfrazado de gato.
Michita, se deprimió mucho por la pérdida de la final de la Orange Bowl de 1984, por esó lo mató de un zarpazo.
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